Trabajo rápido y cuidadoso
El equipo veterinario se movió con eficacia, reuniendo todos los suministros necesarios y trabajando con precisión. Me quedé cerca, sabiendo que tanto Lily como el perro callejero necesitaban tranquilidad. “Necesitaremos más vendas por aquí”, llamó alguien, y yo las cogí rápidamente. Mientras el perro gemía suavemente, le froté la oreja con delicadeza. “Aguanta, colega”, susurré, concentrada en proporcionarle cuidados.

Trabajo rápido y cuidadoso
Una despedida agradecida
Tratamos las heridas del perro, con suaves gemidos ocasionales mientras se adaptaba. Las heridas eran graves, pero manejables. El alivio de la mujer era evidente cuando vio al equipo terminar. “Muchas gracias”, dijo, con voz cálida de gratitud. La tranquilicé: “Ahora está en buenas manos. Avísenos si vuelve a necesitarnos”

Una despedida agradecida