Controlando a Lily
A lo largo del día, visité la perrera de Lily, asegurándome de que se sentía segura en su recuperación. “¿Cómo está?”, me preguntó amablemente una compañera de trabajo. Me encogí de hombros, incapaz de dar una respuesta clara, pues los extraños descubrimientos seguían reproduciéndose en mi mente. “Lo resolveremos”, aseguré, aunque la inquietud persistía. Las imágenes de la ecografía me perseguían, y cada pregunta sin respuesta me pesaba, recordándome que había más cosas que descubrir en su historia.

Controlando a Lily
Un examen nocturno
Aquella noche, nos reunimos para examinar los extraños objetos que le habían quitado a Lirio. Cada uno de ellos era extraño, claramente antinatural. “Parecen intencionados”, comentó alguien, estudiando un trozo de metal retorcido. Intercambiamos miradas de inquietud. “Esto no está bien”, añadió el veterinario en un tono bajo y pensativo. Cuando nos dimos cuenta de la verdad, empezamos a reconstruir la inquietante realidad de lo que Lily había sufrido, una historia más oscura de lo que estábamos dispuestos a afrontar.

Un examen nocturno

